La
quema de unos libros de Darwin en la plaza mientras por la radio suena un
mensaje del jefe reptiliano arengando a las masas como si de un “gran hermano”
se tratase me hicieron sospechar que algo raro estaba pasando. Comienzo a
caminar y me encuentro con gente moribunda por las calles infectada de viruela,
de poliomielitis, de sarampión… muriendo sin remedio alguno mientras toman
pastillas de azúcar mojadas en agua… “¿Pero qué mundo es este?” me pregunto sin
obtener respuesta. Comienzo a pulular por las calles hasta que llego al museo.
“Por fin” pienso. “Algo que reconozco”. Al entrar, me doy cuenta de que definitivamente
no estoy en mi mundo: un gran arca de Noé con un Tyrannosaurus Rex en la
escalinata de entrada preside el hall principal. Entonces, no puedo más y
comienzo a gritar desesperado “¡Me he vuelto loco! ¡Viva la involución!”… y
unos hombres vestidos con sotanas negras se acercan con muy malas pulgas…
Despierto en una sala decorada con símbolos masones y un gran globo terráqueo
en el que se aprecia un gran agujero en el Polo Norte, donde se puede leer
“Entrada”. Tras la mesa, un médico me mira con cara de indiferencia, y sin
siquiera preguntarme, me dice “túmbate. Está claro que necesitas una sesión de
par biomagnético fuerte combinada con una dosis doble de terapia fotónica. Las
diluciones homeopáticas no han surtido mucho efecto. Debes estar infectado por
algún patógeno más grave… Además, tu carta natal ya te avisaba de que tendrías
problemas de salud. La cuadratura de la Luna con Marte es evidente, ¿por qué no
viniste antes?” Me tumba en una camilla mientras una enfermera pechugona me
incrusta unos cristales de colores por todo el cuerpo, y unos imanes en el
costado. Mi cara de terror es evidente… “¿Qué me está haciendo este charlatán? ¡Si
yo no estoy enfermo!” me repito a mí mismo. Intento explicarle que no estoy
enfermo, que la impresión de ver cómo se quemaban libros de Darwin me ha
exaltado, y antes de terminar la frase, me tapa la boca con la mano, y me dice
“¡¿te has vuelto loco del todo?! ¡Está terminantemente prohibido mencionar a
ese hereje! ¡Enfermera, traiga inmediatamente un kit de reiki, el paciente está
peor de lo que pensábamos!” Intento levantarme de la camilla, pero el médico me
retiene y forcejea conmigo. En la lucha, se me cae un pastillero del bolsillo.
“¿Qué es esto?” pregunta el médico. “¿A-tri-pla? ¿Qué es, una droga de diseño?
¡Maldita juventud!”… Le intento explicar que es un antirretroviral para
combatir el VIH, y me espeta entre carcajadas “¡¿El VIH?! ¡Si todo el mundo
sabe que eso no existe! ¿Ves como eres un drogata? ¡Sólo los drogatas se
inventarían semejante bulo para ocultar su adicción! Me parece que contigo
vamos a tener que usar métodos más extremos. Llamaré al reverendo Medina.
Seguro que él sabe lo que tiene que hacer”… El reverendo Medina es un hombre
recio, vestido con un traje blanco y lleva una Biblia en la mano derecha. Me
mira de arriba abajo. “No hay duda” comenta. “Está poseído. Preparen la sala
para el exorcismo”. Me desnudan y me atan a una cama, me cubren el cuerpo con
aceites esenciales y me rodean con sal. El clérigo comienza a decir su letanía
y yo sólo puedo gritar y gritar… ¡No me puedo creer lo que me está pasando! De
repente, me rocían con latigazos de agua fría… horrorizado, comienzo a gritar,
a gritar… ¡a gritar!... y entonces oigo una voz que me dice “¡despierta,
cariño, despierta!” Al volver en mí me doy cuenta de que estoy en mi habitación
al lado de mi marido y empapado en sudor… ¡Había sido una pesadilla! Mi marido
me pregunta “¿qué soñabas?” y yo sólo acierto a decir “con el Infierno. He
soñado con el Infierno”.
Me ha gustado muchooooooooooo ese sueño. Me has sacado hasta una media sonrisa ;-)
ResponderEliminarEres bueno, niño.
Muacksssssss.
¡Gracias, cariño!
ResponderEliminar¿Te imaginas un mundo así? Miedito me da...
Sí, pero está en la otra esquina,
ResponderEliminarMejor ni imaginarlo...¡Por si las moscas! ;-)
ResponderEliminar